martes, 3 de noviembre de 2015

Fuerte, muy fuerte

Siempre me molestó no ser la mejor amiga de nadie, esa mujer incondicional a la que podías contarle tus más íntimos secretos y hablar por horas. Me sentía mal, pensaba ¿Por qué nadie quiere eso conmigo? ¿Por qué es tan fácil para todas las demás? Llegué a convencerme que era inútil, que jamás lograría tener una conexión profunda. Me culpé por no poder hacerlo. Tampoco quise ser "la chica misteriosa", sentía que ese adjetivo fantástico me hacia repelente a las relaciones profundas y sinceras y, tal vez por la misma razón, siempre quise una historia de amor como en los cuentos de hadas. La de chico conoce chica, se enamoran y viven felices por siempre. Me acuerdo que la primera vez que terminé con un "amor de la vida", el mundo se me vino encima y no porque me doliera sinceramente el perder mi relación sino porque sentía cómo se derrumbaba sobre mi todo lo que había soñado. 

Las veces que tuve que re-hacer mis sueños no están escritas

Hasta hace algún tiempo la culpable de todo era yo: por tonta, por ingenua, por no-ser-lo-suficiente, por gorda, por bajita, por tener el pelo rizado, por tenerlo que planchar todos los días, por no saber bailar como las bailarinas de major lazer, por cachetona, por tener la nariz un poco rota, porque mis dientes se parten, por comerme las uñas, por estar siempre en el cielo, por caerme al suelo, por llorar, por no poder llorar, por amar de más, por no poder hacerlo, por hacerlo mejor, por no ser la mejor, por mafe, por fer, por abril y por todos los nombres que me he dado. Siempre fui yo, pero no por todas las cosas que me digo a mi misma en mi afán por ser la mejor versión de mi, sino porque jamás me di cuenta que aquella versión es la que siempre he sido. ¡No hay mejor prototipo que el original!.
Nunca me había puesto a pensar en lo importante que es abrazar, fuerte, muy muy muy fuerte, todo lo que eres, junto con tus alegrías, tus miedos, tus afectos y defectos...

Por eso hoy me abrazo, con todos mis malestares, prejuicios y pensamientos sensiblistas. Hoy no quiero ser nadie más que yo... Y se siente muy bien. 

2 comentarios: