domingo, 25 de octubre de 2015

Todos los días desde hace algunos meses vengo preguntándome ¿qué me paso? ¿Dónde quedé? 
Ya hace dos años que no cojo mi diario, mis marcadores y mis esferos para escribir en Mermelada. Me parecía una niñada ponerle un nombre tan dulce a un diario de vida que ha tenido que soportar, lágrima a lágrima, la tinta negra de mi adolescencia... a-doler, dolor. 

... los momentos que quería olvidar a punta de encerrarlos 
dentro de 150 páginas y dos carátulas. 

Hoy Mermelada está guardada al fondo de mi cajón de libros y cuadernos, debajo del libro de mandalas que no he completado y encima de una carpeta llena de dibujos y recuerdos... ¿Qué me paso?... Recuerdo que era una niña llena de sueños, de magia, de historias por contar, con la imaginación tan grande que podía abarcar universos enteros y ahora sólo soy una caricatura de mí misma. Tengo al amor bien cerquita de mi pecho, latiendo fuerte y estremeciendo cada parte de mi mundo, pero no he logrado transcribir todo ese sentimiento en mi "diario"... ¡Qué ridiculez! Antes cualquier aletear de mariposa me hacía escribir novelas enteras. ¿Será esto lo que llaman madurar? 

... prefiero seguir siendo niña



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